¿Por qué Expresar las emociones en positivo?

Las emociones constituyen un aspecto muy importante. Aprender a gestionarlas de manera inteligente es fundamental para nuestra vida emocional y salud física. En definitiva, expresar las emociones aporta grandes beneficios

Expresar las emociones es algo que siempre recomendamos. Sin embargo, como desde pequeños nos inculcan todo lo contrario, nos resulta mucho más difícil de lo que en realidad es. Y es que muchas personas pueden pensar que exteriorizar las emociones no tiene importancia, probablemente porque no son conscientes de lo positivo que es y de la cantidad de inconvenientes que puede evitarnos.

A continuación, te presentamos tres grandes razones por las cuales manifestar las emociones constituye una práctica, más que positiva, necesaria en nuestra vida:

1. Expresar las emociones nos genera bienestar emocional

Expresar las emociones nos genera bienestar emocional

Tenemos que entender que todas las emociones que no liberamos se convierten, de alguna manera, en una carga. Cuando no expresamos nuestras emociones, nos enfadamos con mayor regularidad, lloramos sin motivos aparentes y no nos sentimos tan alegres y conformes con nuestra vida.

Para evitar lo anterior, quienes tienden a no expresar sus emociones deben preguntarse: ¿Por qué no me permito expresar mis emociones?Unas de las razones por las cuales las personas tienden a no expresar sus emociones es porque creen que ello es vergonzoso, que es algo que deben reservarse para la intimidad.

Podemos sentir rabia, sin sentirnos culpables. Debemos llorar, sin intentar aplacar nuestro llanto por vergüenza. No debemos guardarnos ninguna emoción, ya que ello tarde o temprano generará una consecuencia en nuestro organismo.

Y es que, en definitiva, las emociones que nos guardamos por largo tiempo atentan contra nuestro bienestar emocional y físico. Algunos dolores físicos no son consecuencia de un esfuerzo, sino de la manera en la que estamos gestionando nuestras emociones. Las emociones están para ser sentidas y liberadas. No hagamos algo que va en contra de su naturaleza.

2. Nos ayuda a mejorar nuestras relaciones con los demás

Mejora las relaciones que tenemos con los demás

Expresar las emociones no solamente nos genera bienestar, sino que también contribuye a mejorar nuestras relaciones interpersonales. En ocasiones, podemos pensar que reprimir las emociones es positivo a nivel relacional; que no manifestar el enfado que sentimos con un amigo, nos unirá más a este; que no decirle a nuestra pareja lo que pensamos, evitará un conflicto; entre otras cosas.

Y es que creemos que así solucionaremos la situación, pero en realidad, la empeoraremos. Si expresamos lo que sentimos en el momento en que lo vivimos, las probabilidades de que todo se resuelva serán mayores. Esto a pesar de que al principio pueda surgir un conflicto con la otra persona.

Lo importante es que ganaremos confianza y seremos más creíbles ante los ojos de los demás. Pero, pongámonos en el lado contrario. Podríamos preguntarnos: ¿Preferiríamos a un amigo o a una pareja que no diga lo que siente y finja que todo está bien, cuando no es así?

Muy seguramente, tu respuesta haya sido un rotundo “No”. Pues entonces, hay actuar en coherencia con lo que se espera de los demás. Es decir, debemos hacer con los demás lo que exactamente nos gustaría que hicieran con nosotros.

Algunas personas tienen muchas inseguridades en sus relaciones, por lo que temen expresar sus emociones. Les aterra que haya algún conflicto, puesto que se sienten incapaces de lidiar con el enfado de los demás, su rechazo y el sentimiento de culpabilidad.

Para superar esto, hay que aprender a mirar dentro de nosotros mismos y encontrar el motivo de nuestras inseguridades. Al lograrlo, seremos más conscientes de esas inseguridades y podremos actuar en consecuencia en pro de superarlas.

3. Nos empodera

Permite que nos empoderemos

Expresar las emociones nos da la oportunidad de empoderarnos ante la vida. Cuando expresamos lo que sentimos de una manera respetuosa, sin temer la respuesta que pueda generar en los demás, ganamos autorespeto, confianza, conocimiento y crecimiento.

Y es que en ocasiones, tenemos miedos que nunca nos hemos atrevido a cuestionar y, mucho menos, confrontar. Pero la única manera de superarlos es atreviéndonos a hacer lo que precisamente tememos. Solo así comprobaremos que tan reales son nuestros miedos.

Si lo hacemos en el momento en el que las experimentamos y de manera correcta, estaremos aprendiendo a gestionarlas de manera inteligente. Como resultado de esto, nuestro cuerpo se sentirá liviano en energía y emoción, lo que nos permitirá enfrentar con buena disposición las exigencias del día a día.

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